Este semestre estuvimos trabajando con la carta de Santiago en la célula de estudio bíblico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. La lectura nos llenó de desafíos y de convicción. Pudimos compartir reflexiones e intercambiar ideas, aprendiendo juntos en cada estudio más de la palabra de Dios. Ahora queremos compartir algunas reflexiones surgidas de la célula.
Un llamado al compromiso como comunidad cristiana
Leyendo este libro pudimos descubrir juntos grandes enseñanzas sobre la vida cristiana en comunidad. Santiago nos desafía a mantenernos siempre en integridad y firmeza. Es un llamado al compromiso como comunidad cristiana con un conjunto de valores del Reino muy diferentes a los valores del resto del mundo. A formar una comunidad diferente, en la que verdaderamente existen fraternidad y solidaridad, en la que la fe se manifiesta con acciones y obras concretas. En la que la fe es una fuerza que moviliza a la comunidad entera, que los hace caminar juntos para ir madurando paso a paso.
El alcanzar esta madurez es algo que gradualmente se dará, cuando el deseo de caminar juntos es sincero y auténtico. La comunidad cristiana madura es una comunidad que confía en el Señor, que busca siempre aprender de las enseñanzas de Jesús para parecerse más a él. Una comunidad madura en la que no existe ningún impedimento para que pueda existir una verdadera hermandad, una comunidad, que en su forma de vivir las relaciones humanas es radicalmente diferente a los valores vividos en el resto de la ciudad. En un momento en el que era muy importante que no hubiera ningún impedimento dentro de las iglesias para formar comunidad, Santiago le recuerda a los hermanos los peligros de la soberbia y la arrogancia intelectual, de lo peligroso que puede ser el orgullo de los materialmente ricos dentro de las iglesias, la importancia de tener una vida íntegra en la que exista congruencia entre lo que creemos, lo que decimos y lo que hacemos, así como la importancia de permanecer orando unos por otros y apoyándose mutuamente.
A mí me ha gustado mucho leer con mis compañeros estas cosas, porque hemos podido compartir desde nuestras propias experiencias, y desde nuestros propios sueños, lo que nos hacía pensar y sentir el texto. En lo personal, el llamado a una coherencia entre nuestra fe y nuestras obras me ha gustado mucho. También el darme cuenta del poder de las palabras que usamos, y de cómo lo que decimos es parte también de nuestra vida en comunidad cristiana. Darme cuenta de que lo que nos decimos unos a otros es también, como nuestras obras, una manifestación de nuestra fe, me ha hecho reflexionar en mi forma de tratar a todos los que me rodean. Y siento el llamado a comprometerme con los valores del Reino para que nuestra vida como cristianos sea verdadera y genere una comunidad alternativa, tan necesaria en estos días. Me siento agradecido con Dios por la oportunidad de compartir en este semestre las cosas que hemos vivido como célula.