Iniciaba mi sexto semestre en la carrera de Química de Alimentos en la Facultad de Química de la UNAM, otro semestre de tareas pesadas y exámenes difíciles… otro semestre de entrar diariamente a salones llenos de universitarios, muchos de los cuales viven sin Cristo buscando llenar su vida con cosas vanas. Y, una vez más recordaba las palabras de Jesús «…id, y haced discípulos a todas las naciones …» ¡Gloria a Dios por las células de estudio bíblico en las universidades!
La megacélula de inicio de semestre: tan cálida, alegre, variada y unida a la vez, tan inspiradora, tan especial… DIOS HABLANDO, Dios inspirando, Él siempre animando y brindando su presencia en las vidas de los que le siguen.
Todo eso vi en aquella reunión de inicio de semestre; vi a mis amigos y hermanos presentes, listos y dispuestos para iniciar una jornada más como misioneros en la universidad. Desde conocernos y reír un poco, su palabra viva y eficaz recordándonos que hemos muerto y resucitado juntamente con Cristo a una vida nueva y retándonos a vivir como tales personas, orar por los problemas en nuestro país y convivir juntos. Vi de esa manera la presencia de Dios.
Al empezar a organizar las actividades de la megacélula nunca pensé que fuera tan grande: ¿Cuántos vasos compramos?…. creí que 40 serían demasiados. Sin embargo no fue así, más de 60 jóvenes asistieron (no todos salen en la foto) y nos llenaba de alegría pensar en todos ellos siendo sal y luz en su contexto, de esa manera Dios nos enseñaba que Él tiene poder y control sobre su obra en la universidad. Representantes de distintas universidades estuvieron presentes y nos alegramos juntos, nos conocimos, nos animamos y estrechamos lazos.
Fue bendición.