El Encuentro de Formación de Líderes 2012, titulado «Llenando el vacío: Plenitud y sabiduría en Jesús», resultó ser una de las experiencias de formación más significativas de mi vida hasta ahora. Aprendí que un buen líder es aquel que desarrolla un carácter de servicio, que se da por los demás y cada día está dispuesto a aprender. Es aquel que antepone la necesidad de su prójimo sobre la suya; y que vive en integridad de pensamiento y acción en todo lugar.
Representar luz en este mundo es un gran desafío, pero me alienta la esperanza que encontramos en la Palabra de Dios… recordando que ese tesoro nos es dado en vasos de barro para saber que la excelencia del poder es de Dios y no de nosotros, “Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?” (1 Corintios 4:7).
En palabras del canto de los líderes:
“Que se escuche tu voz y no la mía,
que los hermanos te adoren sólo a ti,
que yo mengüe y tú crezcas cada día,
que se postren a tus pies y no hacia a mí…”