Nuevo semestre, misma misión: Oren, vayan, den

No sé si te ha pasado, pero hay pasajes de la Biblia que capturan tu mente y corazón, y no los sueltan en un buen rato. Justo eso me pasó con el pasaje que quiero compartirte. Se trata de Mateo 10:1-8. Abordaré algunos mandatos de Jesús y las respuestas que se esperan de quienes somos sus discípulos.

¿Y si tú eres la respuesta a tu oración?

El capítulo 9 de Mateo nos muestra a Jesús en completa acción. El v.35 resume muy bien todo el capítulo:

“Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo”.

Lo siguiente que se nos dice es que mira a las multitudes y las compara a ovejas sin pastor, después se dirige a los discípulos usando una vez más el lenguaje figurado. Les dice que la cosecha es mucha, pero los obreros son pocos. Les da la orden de rogar al Señor de la cosecha para que envíe más obreros.

Ese capítulo termina con esa oración, y es aquí donde comienza el texto que atrapó mi atención. En el primer verso del capítulo 10, Jesús llama a sus discípulos y les da autoridad para llevar a cabo muchas de las cosas que Él hacía. Pareciera que la respuesta de Dios ha sido inmediata, ellos pidieron por más obreros que predicaran el evangelio del reino, ellos mismos eran esos obreros a los que después nos uniríamos muchos más a lo largo de los siglos.

Esto me hizo pensar en mis tiempos de universitario, cada nuevo semestre significaba un reto. Sabía lo que quería, quería predicar de Cristo, sin embargo, también sabía lo que me podía costar: ser exhibido, ser interrogado por mi fe, o ser visto como alguien religioso sin cerebro. Como ves mis miedos se trataban de mí y no del reino de Dios. Oraba por más personas que se integraran a mi grupo de Compa, pero quizá en realidad no quería una respuesta de Dios que me involucrara mucho.

Si estás por comenzar un nuevo semestre o año académico, y oras para que Dios levante un grupo de personas cristianas en tu escuela, universidad, laboratorio, etc. Es muy probable que tú seas la respuesta a tus oraciones, el Señor quiere darte autoridad para llevar el evangelio al lugar donde Él te ha puesto.

La misión de los Compas

Los editores de algunas Biblias le colocaron el subtítulo de “Misión de los doce” al pasaje que va del verso 5 al 15. En este pasaje Jesús los envía a predicar específicamente al pueblo de Israel, sin embargo, el contexto general del libro nos muestra que su interés era que el evangelio fuera predicado en todas las naciones.

Si observamos bien el v.7 utiliza dos palabras que me gustan porque responden al “cuándo” y al “qué” de la misión estudiantil. “Y yendo, predicad” Son las palabras de nuestro Señor. ¿Cuándo es prudente, indicado, oportuno o sabio predicar el evangelio? Jesús dice que mientras vamos, es decir, en el primer semestre de la carrera o en el último; mientras estás soltero o en una relación; en el servicio social o a punto de defender tu tesis de titulación.

Ya oímos la respuesta al “cuándo”, ahora viene el “qué” hacemos. Jesús nos dice que debemos predicar del reino. El v.8 nos da una imagen clara de lo que sus apóstoles debían hacer, órdenes claras y específicas:

“Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia  recibisteis, dad de gracia”.

Quienes llevan más tiempo en las filas del ministerio estudiantil sabrán que estas órdenes de Jesús se han llevado a cabo en diferentes células de estudio bíblico. Podemos dar testimonio de estudiantes que fueron sanados, liberados de la opresión del pecado, a algunos más el Señor les ha dado vida cuando estaban muertos en delitos y pecados. Todo esto a través de estudiantes misioneros que respondieron en fe y obediencia al mandato de Jesús.

Si vas comenzando en Compa o si aún estás dudando en abrir célula este semestre, te invitamos a creerle a Cristo y ver todo lo que Él quiere y puede hacer con tus compañeros de clase que viven como ovejas sin pastor.

Quisiera concluir con las palabras finales del v. 8 “de gracia  recibisteis, dad de gracia”. No sé hasta quién llegará esta reflexión, no sé qué estudias, ni en qué institución lo haces. Es probable que creas que has llegado a esa universidad gracias a tu preparación, esfuerzo o inteligencia, pero quiero que sepas que es Dios quien te ha llevado allí. Si esto es así, la respuesta correcta sería brindarte por completo a la causa de Cristo y su evangelio, y no la de ofrecer todo tu tiempo, energías y sueños a otro dios. Se llame como se llame: ciencia, prestigio, superación, etc.

Nuestro llamado como Compas es dar de gracia, lo que hemos recibido de gracia. Haz un alto para pensar en tu propia historia con Cristo, ¿Qué has recibido de Él?, ¿Cómo vas a compartirlo este semestre con tus amigos?

La Universidad necesita de discípulos de Cristo que prediquen el reino mientras hacen la vida, de hijos e hijas de Dios que comparten el evangelio que también han recibido y les ha transformado.

Es mi oración y la de mis colegas asesores que nuestro Dios te anime y mueva tu corazón a compartir de Él en cualquiera que sea tu situación. Queremos que sepas que también somos discípulos de Cristo, que estamos para apoyarte en tus dudas, miedos, debilidades, altibajos. Juntos haciendo misión en la Universidad.