La guía de la Escritura en el CCH Oriente

Ingresé al Colegio de Ciencias y Humanidades-Plantel Oriente UNAM. en agosto del 2014, pero desde meses antes, oraba para que Dios me permitiera conocer a jóvenes entregados a su Palabra, con los cuales pudiera compartir de mi gran pasión por el Señor. Durante la primera semana conocí la célula de estudio bíblico y comencé a asistir de manera regular. Me sorprendió ver que había jóvenes estudiando la Biblia de manera diferente a como lo hacían en mi congregación: todos compatían sus opiniones y participaban en debates que para mí resultaban muy edificantes.

 Aunque no pertenecíamos a la misma “denominación”, teníamos en común el deseo de aprender de Jesús y compartir de su palabra. Cualquier persona era bienvenida, sin importar la edad, la creencia o el semestre. Todos eran bien recibidos y se les invitaba a participar en las actividades. Durante mi primer año en CCH pude conocer a grandes amigos que me animaron a continuar a cargo del grupo. Al comenzar el tercer semestre, ocupé el cargo de “líder”, y fue a partir de ahí cuando recibí grandes lecciones en mi vida. Aprendí más que nunca, que no eran mis habilidades las que le daban valor a la obra del Señor, sino su palabra, viva y eficaz. Reconocí la soberanía de Jesús, con un cambio de actitud que se reflejó en el estudio del texto sagrado. Me di cuenta de que el esfuerzo valía la pena y no era necesario esperar recompensa y aunque a veces me sentí desanimada, nunca me faltaron fuerzas para continuar.

El último año fue difícil, me la pasaba la mayor parte del día en la escuela, rara vez tenía ratos libres y me sentía confundida respecto a mi orientación vocacional, sin embargo, Dios permitió una vez más, que nuevas personas se integraran al grupo; y aunque no éramos muchos, compartíamos nuestras alegrías y preocupaciones y orábamos por dichos motivos. Era grato saber que durante cada sesión surgían dudas que nos llevaban a investigar más sobre las escrituras. Iniciamos el 2017 estudiando la primera carta a Timoteo, de cómo el pueblo efesio comenzó a conocer la Palabra de Dios, y las recomendaciones de Pablo para que fueran guiados con amor. El aprendizaje más significativo de dicha carta, se resume en la inmensa gracia que Dios siempre le ha demostrado a su pueblo. Ese mensaje me llenó de esperanza. Me conforta saber que Jesús está siempre con su pueblo y continuará guiando a mis compañeros de la generación 2015, así como lo hará con las generaciones venideras.

Sólo a Dios la Gloria.

 

 

 

 

Tania Mosqueda