A una semana de regresar de Citlali, campamento que fue nuestro hogar durante 10 días, hay muchas cosas que rondan mi mente, cosas que cambiar, cosas que mejorar, decisiones que tomar, pero hay algo que es más fuerte que todo el ruido en mi mente y es la seguridad que Dios me ha dado en Él…
Compa ha sido una hermosa y gran bendición que Dios puso en mi vida. Aún recuerdo esa primera vez que llegue a la célula de mi Facultad con solo unos pocos días de haber tomado la mejor decisión de mi vida: Entregarme a mi Señor y amarlo por sobre todas las cosas. Aquel primer estudio llegué asustada, temerosa, solo una cosa tenía muy clara quería aprender y saber más de mi Creador, aquél que me amó y me había sostenido en cada momento de mi corta existencia.
Qué rápido ha pasado el tiempo… casi dos años, en los cuales he aprendido muchas cosas que Dios me ha ido mostrando con paciencia y amor. Él ha transformado mi vida, y Compa ha sido una gran familia que me ha acompañado a lo largo de este tiempo.
Este verano, cuando recibí la invitación para formar parte del Encuentro de Formación de Líderes (EFL) 2014, no tenía idea de lo que me esperaba. Solo sabía que era una oportunidad que Dios estaba poniendo en mi vida y que no podía dejarla pasar. Durante 10 días estudiamos Santiago, sin duda un libro muy fuerte, bastante directo dirían algunos. Yo diría que es la forma en que muchos de nosotros necesitamos que nos hablen para entender las cosas. Santiago, sin duda, escribió todo eso porque estaba preocupado por nuestra vida como cristianos, y sé que por medio de él Dios nos habló personalmente a cada uno de los que estuvimos ahí.
¿Cuántas cosas malas hacemos sin darnos cuenta? ¿Pensamos que las pequeñas acciones buenas o malas no nos afectan en nada? Durante 10 días pudimos darnos cuenta que no hay que tener las peores intenciones o realizar las más grandes acciones para pecar muy sutilmente. Dios nos ha invitado a poner en práctica todo lo que sabemos y a ser más cuidadosos y conscientes de cada cosa que hacemos, decimos o pensamos, a tener una verdadera actitud cristiana que realmente glorifique a Dios y permita que las demás personas lo vean a través de nosotros.
¿Y que sería el EFL sin un taller de liderazgo? Sin duda fue un taller de mucha bendición y de mucho aprendizaje. Estudiamos al mejor líder que ha existido y existirá por siempre: JESUS. Si hay algo que viene a mi mente cada que pienso en lo aprendido en este taller es que Dios no quiere líderes que lo ayuden a dirigir al mundo sino personas que, sirviendo a otros, los motiven también a servir. Ser líder no es un cargo importante ni nada por el estilo, es un servicio que ofreces a los demás y, en nuestro caso, a Dios. Significa adquirir responsabilidades, motivar a los demás, preocuparse por otros y ayudarlos a crecer.
Dios ha trabajado mucho en la forma en que me he ido involucrando en Compa. A pesar de resistirme muchas veces (si no es que todas) a participar en eventos, campamentos, reuniones o cursos, siempre hay algo más importante y es lo que Dios quiere que haga y ante eso no hay nada que discutir. El EFL fue para mí una experiencia única: conocí personas increíbles, viví momentos irrepetibles, superé miedos, me reí, me mojé en lo lluvia, me divertí, aprendí mucho… pero más que todo eso, pude entender la misión para la que Dios quiere usarme.
Él habló de forma clara a mi vida en más de un aspecto y no puedo más que hacer lo que Él me pide y dejarme guiar a donde Él me quiera llevar y que haga a través de mí lo que Él quiera, porque al final, como dice Santiago, solo soy un vapor que de un momento a otro puede desaparecer. Él no nos necesita; sin embargo nos invita y nos capacita para ser parte de todo esto.
Hagamos las cosas lo mejor posible porque son para Él y gocémonos en este gran privilegio, pero recordemos siempre que al final la obra es de Él, por Él y para Él.