Confrontada y animada, si tuviera que dar una muy breve descripción de lo que el campa significó para mí creo que estas dos palabras serían las adecuadas.

Debo decir que no estaba pasando por el mejor momento de mi vida espiritual, había muchas dudas y temores en mí, y el estrés de la universidad no ayudaba, ¡para nada! Pero Dios sabe qué es lo que necesitamos, nos ama, piensa en nosotros.

El viaje en carretera para ser sincera me pareció muy aburrido, ¡y eso que sólo fueron 3 horas! (ya me imagino lo pesado que fue para aquellos que venían de más lejos). Yo iba a la expectativa, no sabía bien qué sería lo que Dios me mostraría, ni las maneras en las que me hablaría. Pero creo que es mejor así, dejar que Él nos sorprenda; ¡y vaya que lo hizo! ¡Sin duda sus pensamientos son más altos y mejores que los nuestros!

Cada devocional, estudio bíblico, conferencia, reflexión, y el taller en el que estuve fueron bendición. Nada como conocerlo en comunidad y estudiar su palabra con personas que lo aman y buscan de corazón.

En las mañanas había la posibilidad de ir a orar; cada día era una experiencia de oración diferente pero muy enriquecedora; quienes tomaron el taller de oración acomodaron un cuarto dedicado especialmente para orar, y era posible ir a cualquier hora y pasar un tiempo con Él, abrir el corazón y sólo dejar que su presencia nos transformara.

Tomé el taller de disciplinas espirituales, y fue de suma bendición a mi vida. Quien dio el taller lo hizo maravillosamente bien, se veía que lo preparó y que estaba interesada en que nosotros viviéramos estas disciplinas espirituales, hablamos sobre la meditación, ayuno y oración. De lo que más se me quedó es que al meditar hay tres elementos que no pueden faltar: el Espíritu Santo, la Palabra de Dios y nuestra mente.

Otros grandes aprendizajes que obtuve a lo largo del campa (no sólo del taller) fueron:

• Buscar ser dichosa a los ojos de Dios y no a los ojos del mundo.
• Cristo no es una ideología, es una persona, que sea mi mejor amigo.
• Hay otro Rey, otro Reino, otra manera de vivir. Lo que Jesús demanda de nosotros es muy distinto a lo que este mundo pide u ofrece.
• Dios no nos saca de la realidad, no podemos estar en una burbuja.
• Santifiquemos su nombre, demos a conocer al increíble Dios que nos ha salvado.
• La oración es un diálogo: no solo es que yo hable, también debo escuchar.
• El gran desafío de poner en práctica lo que Jesús nos dice en el Sermón del
• Monte (Mateo 5-7), y de esa forma construir mi vida sobre la roca que es Cristo.

No sólo fue maravilloso estudiar Su Palabra, la convivencia también lo fue. Al inicio del campa nos acomodaron en equipos, y con ellos teníamos los estudios bíblicos y las reflexiones; fue genial, pues veníamos de distintos estados, estudiábamos cosas diferentes, pero eso no fue ningún obstáculo para llevarnos súper bien, ni para estudiar y compartir experiencias. Conocí a bellas personas en el equipo en el que estuve; y además de los chicos de mi equipo, pude conocer muchos compas, y debo decir que son geniales, es emocionante conocer personas que buscan con todo su corazón a Jesús y que están dispuestos a darlo todo por él, es refrescante escuchar cómo le va a cada uno en su célula y animarnos unos a otros para seguir siendo sal y luz en nuestras universidades.

El último día en la tarde teníamos la opción de ir al pueblo o subir la peña. Estaba un poco indecisa de qué hacer, al final decidí subir la peña. Para ser sincera casi no hago ejercicio, por lo tanto mi condición está por el piso. Pero vale mucho la pena subir, la vista es hermosa, es como estar inmerso en una bella pintura, todo se desvanece, sólo queda contemplarlo.

No tengo palabras para agradecerle a Dios el haberme llevado al Campa, el respiro perfecto que necesitaba. Con fuerzas renovadas a seguir adelante cumpliendo Su propósito, siendo sal y luz dónde esté, especialmente en mi universidad; siguiendo a Jesús, desafiando al mundo.