¡Aprendí que puedo estudiar la Biblia por mí misma!

Cuando me pidieron que escribiera mi testimonio sobre mi experiencia con el método manuscrito me hizo reflexionar un poco.

Ada me invitaba a estudiar la carta a los Filipenses con el método manuscrito. Recuerdo que no estaba tan segura de asistir pues, aunque antes me había hablado del método y ya sabía de qué se trataba, no me sentía del todo capaz para poder desarrollarlo por mí misma.

Y esa fue la primer cosa que aprendí: No se trata de mi ni de hacerlo en mis fuerzas, sino del Espíritu Santo que habla a mi vida, pues es Él quién puede ayudarme a entender e interpretar la Biblia.

En las primeras reuniones todo funcionaba y avanzaba bien, pero la tercera sesión fue la que más me marcó y no la voy a olvidar. Ese día nos sentamos, y después de platicar un poco sobre nuestra semana y orar, empezamos a estudiar Filipenses 2:1-17, y yo sola comencé a buscar lo que ya habíamos practicado antes: ¡ya podía hacer el desarrollo yo sola! Sabía qué buscar y recuerdo que Dios me mostraba cosas nuevas; veía que Él podía hablarme mediante formas nuevas de estudio y que ¡yo podía hacerlo y entenderlo!

Recuerdo que hasta pude aplicar un poco de matemáticas para mostrar lo que había interpretado con una regla de tres. Ese día me sentí muy feliz y gozosa pues Dios me mostraba una vez más que Su Palabra no ha muerto, porque a pesar de la antigüedad, yo puedo aplicarla todos los días de mi vida.

Aún no terminamos de estudiar la carta completa pero con lo que he experimentado y aprendido hasta ahora recuerdo cuando bueno es mi Padre. Realmente estoy muy contenta pues sé que Dios quería hablar a mi vida por este medio y ya no tendré duda de usarlo pues ahora sé que con la ayuda de Dios, yo puedo.

Lo que más me ha gustado de la carta a los Filipenses es que la estoy leyendo como una carta tal cual, y he podido imaginar cómo la escribieron.

Es una carta diferente a las demás, porque es como si fuera escrita a un familiar muy querido que está lejos.

Por Monse Nieto, estudiante de CCH Vallejo.